De profesión, político

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En la primera mitad del siglo XIX el movimiento cartista inglés reivindicaba, entre otras cosas, que no fuera necesario ser propietario para pertenecer al Parlamento así como el pago de dietas a los que formaran parte de él. El objetivo era conseguir que los obreros pudieran pertenecer a las instituciones políticas para poder defender mejor sus intereses, cuestión que precisaba acabar con el monopolio de los propietarios con fortuna.

Hace poco un compañero que formó parte de los primeras corporaciones locales democráticas, en representación del PCE, recordaba como el día de cobro en el Ayuntamiento entregaban todo el dinero percibido por dietas o liberaciones al responsable del partido para que lo redistribuyera, de forma y manera que a cada uno le compensara los gastos que hubiera tenido o los salarios que pudiera haber perdido por su condición de concejal. La filosofía era muy clara, nadie debía perder dinero por su dedicación política, pero nadie podía ganarlo.

Detrás de estas dos historias hay una forma de entender la política y, sobre todo la representación en las instituciones: uno es minero, abogado, catedrático o electricista y circunstancialmente se dedica a una tarea para la que fue propuesto y elegido en un momento determinado.

Vaya por delante mi convencimiento de que no todos los políticos son iguales, ni tampoco todos los partidos, pero creo que hoy en día se ve y se vive esta actividad como una profesión. Quizás de esa forma de entender la política se deriven algunos de los males que, en este terreno, sufre este país. Cuando uno es un profesional trata de progresar en el escalafón, procura no perder su puesto de trabajo, intenta asegurar su vida futura… Lo peor de todo es que puede acabar considerando que las herramientas y los medios con los que trabaja son de su propiedad y hasta pensando que aquellos que no son del oficio, aunque sean quienes le hayan elegido, son incapaces de entender su compleja tarea… al fin y al cabo cualquier profesional es un experto en lo suyo.

 

Sé que soy un trasnochado que no es capaz de asumir que los tiempos han cambiado, que la política hoy tiene que ser como es, pero sigo pensando que no sólo hace falta una política diferente sino también una forma diferente de hacer política.

Published in: on 05/04/2010 at 9:46 PM  Comments (1)  
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Europa, el Príncipe de Salina y Bertolt Brecht

El electorado del PP premia la corrupción en Valencia y gana. El PSOE, baja y pierde. Izquierda Unida, aunque mantiene escaños, baja en votos y en porcentaje. El Parlamento Europeo se derechiza aún más, se perfila una derecha a la derecha del actual Grupo Popular Europeo. No vale buscar disculpas ni paliativos, en plena crisis económica tenemos un panorama desolador.
Comienzan las valoraciones de políticos y analistas afines. Unos han ganado, otros no han perdido, algunos han perdido pero es como si ganaran… Me temo que se va a intentar aplicar lo que decía Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, en el Gatopardo: <<Algo debe cambiar para que todo siga igual>>.
Lo que en ningún caso se debe hacer es culpar a los electores, ejercientes o no. A los que, aunque sea de forma velada, comienzan a hacerlo habría que recordarles lo que dijo Bertolt Brecht refiriéndose al levantamiento que se produjo en Berlín en 1953:
<< Después del alzamiento del 17 de Junio el Secretario de la Sociedad de Escritores mandó distribuir unas octavillas en la avenida Stalin, en las que se decía que el pueblo se había jugado la confianza del Gobierno, y que ahora sólo podría reconquistarla redoblando su trabajo ¿ No sería más sencillo que el Gobierno disolviera el pueblo y eligiera otro nuevo?>>

Published in: on 08/06/2009 at 11:30 AM  Comments (2)  
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A vueltas con la clase media

Creo que una de las características de la política actual es la ambigüedad de su lenguaje. Se nombra a las cosas no para indicar lo que las cosas son, sino para que parezca que son lo que interesa que sean. Se dice, por ejemplo, que la mayoría de los españoles piensan, la mayoría de los españoles saben, la mayoría de los españoles opinan… cuando en realidad se está hablando de lo que uno quisiera que pensaran, supieran y opinaran. Se trata de simular una realidad que cuadre con el discurso, no de que el discurso responda a la realidad.
Uno de los últimos ejemplos lo tenemos en el debate que se ha suscitado en torno a la intención del Gobierno de proponer la limitación de las desgravaciones fiscales por la compra de vivienda a las rentas menores de 24.000 euros. No entro a opinar si la medida es o no acertada, pero me llama poderosamente la atención que de repente políticos, opinadores y tertulianos se lancen a criticar dicha propuesta alegando que perjudica a las clases medias.
Por desgracia fui poco a la escuela, pero creo que la media es el resultado de sumar los elementos de un conjunto y dividirlo por el número de ellos. Y me pregunto yo: ¿ como se puede decir que esta medida es perjudicial para las «clases medias» cuando el 75% de los españoles cobran menos de 24.000 euros?
Bajo mi punto de vista los que hablan así manifiestan un total y absoluto desconocimiento de cual es la realidad de este país, de como viven la mayoría de los españoles. No quiero pensar que la clave de esta preocupación esté en el clásico «¿ qué hay de lo mío?»

Published in: on 19/05/2009 at 11:09 AM  Comentarios desactivados en A vueltas con la clase media  
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